Hojas de prunus sobre gravilla y polietileno

Que extraño es el tiempo. Predecible y necesario pero a la vez abstracto y odioso. Ayer pasaba como tantas veces por ahí. Pensé: “Esto no va a durar eternamente, fotografíalo ya”. Cogí la cámara y dispare. No siempre lo hago. La mayoría de veces me conformo con la contemplación del natural. Después, mientras observaba la composición y meditaba sobre esto me vino a la memoria otro momento y otra foto. Una hoja de plátano sobre el asfalto, aplastada y húmeda aparecía con su forma estrellada. Cuanta belleza. Veinte años separan ya estos dos instantes.

Montones de fotos, cuadros y grabaciones. Fragmentos de tiempos perdidos o recientes. Piedras que aún no ha conseguido arrastrar esta corriente y que permanecen olvidadas entre las sombras de mi taller sin ningún orden ni ritmo, unidas entre ellas solamente por los hilos de mi propia existencia.

Durante todos estos años amigos con los que comparto ilusiones y aficiones han insistido para que compartiese también estas pequeñas obras. Pero mi naturaleza egoísta me lo había negado hasta hoy. A ellos dedico este Blog. Por parar el coche para que haga la foto, por posar, por acompañarme y por soportarme.

Gracias a todos.